domingo, 22 de febrero de 2009

TRES EVOCACIONES

EVOCACIÓN 1

Algo me trajo la imagen de Nosferatu (el vampiro encarnado por Klaus Kinski) cuando reflexiona en torno a la inmortalidad, a no ver jamás la luz del sol, a estar condenado a la soledad. Recordé la escena en la que es seducido por la muchacha (Isabel Adjani) sin darse cuenta de que está amaneciendo, por lo cual muere inevitablemente.

Podría recordar esa imagen una y otra vez, sus manos cubriendo trágicamente el rostro al percatarse de que el sol estaba entrando por las ventanas, sus colmillos intentando huir de la boca, su calva arrugándose ante la claridad ¡pobre Nosferatu!, cambió un beso por su inmortalidad.

EVOCACIÓN 2

Algo me trajo el recuerdo de una conversación lejana:
C: Podría reconocerte en cualquier parte, aunque te disfrazaras, aunque te escondieras, aunque te tiñeras el cabello o te hicieras la cirugía.
H: ¿Por qué piensas que serías tan infalible?
C: Por los ojos, nunca olvido los ojos, es decir, la mirada y tu mirada es como la de un perrito pequinés triste, así como cuando un niño no es invitado a jugar y mira desde lejos como sus amiguitos se divierten sin él.
H: ¡Jajajaja! Así es que tengo cara de perro pekinés!
C: No es la cara, es la mirada.
H: Quizá tú me podrías engañar con tus personalidades, pero bastaría ponerte por delante una caja de bombones rellenos con almendras para que saltaras como un monito de circo con tal de que te lo entregara. Esa es tu gran debilidad, eso es lo que te deja en evidencia.
C: Así es que como un monito de circo? No me gusta esa comparación.
H. Perdón. Como una monita de circo. ¡jajaja!
C: ¿cuándo me invitarás a ver “La lección de piano”?. Me encanta Harvey Keitel.
H: Cuando me respondas una pregunta.
C: ¿Cuál?
H:¿Qué cosa serías capaz de entregar a cambio de un beso que se recordará por siempre?
C: Una caja de bombones rellenos con almendras.
H: Eres una tramposa ¿sabías eso?
C: Sí.

EVOCACIÓN 3

Algo me trajo el recuerdo de una servilleta de restaurante impresa con un beso rojo de lápiz labial, en ese tiempo la marca era Dior, excelente, larga duración, resistente al agua, con humectante y sabor a fresas. Ese beso rojo estampado marcó la despedida luego de estar allí sentados sin decirse nada; ella jugando con las delgadas servilletas y él, mirando el reloj cada dos segundos. Ella hizo el gesto de estar aburrida (codo derecho en posición perpendicular por sobre la mesa, mano derecha sosteniendo el mentón, ojos adormecidos parecidos a los de Garfield y uno que otro bostezo). Con la mano izquierda buscó en su carterita, encontró a Dior larga duración, se pintó los labios, tomó una delgada servilleta y la besó cuidando de dejar la marca en ella, luego miró el reloj, lo miró a él, le entregó la servilleta con sus labios impresos y le dijo:
-Guárdalo porque es el último beso que te doy.
Cogió su carterita y se fue.

1 comentario:

  1. Va muy bien y ¿la tuya?, tarde o temprano, siempre sucede, que gusto leerte
    abrazos

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