
El misterio de la carne
pudo a veces meterse bajo mis uñas
e insistir en que somos mortales
en que la piel se unirá con el hueso
en que las cuencas quedarán vacías.
Yo me niego a descansar en paz
quiero descansar en la guerra de cada día
en el ir y venir por tantas calles
en la muerte transformada en vida.
Duermo para morir un poco
y en ese silencio de la carne
y en ese intervalo de la muerte
siento que renazco en manos,
en dedos, en boca, en ojos,
en otra...

Mientras tanto hay quienes sueñan que viven apenas en sus cortos sueños...
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