Se despierta una de un sueño malentendido
y se piensa que la noche es la mañana
sólo porque la oscuridad se parece a la madrugada
o porque las oscuridades a veces se reúnen
confundiéndose día y noche.
Y aceleramos el paso creyendo que el reloj nos ha ganado
que la vida se ha adelantado a una próxima muerte
también malentendida
y es entonces cuando algo se nos va en un suspiro,
es entonces cuando nos damos cuenta que aún reina la oscuridad
con sus horas restantes, con sus segundos postreros
y nos dormimos de nuevo para soñar
con una nueva mañana, con una nueva claridad
distinta del ocaso
distinta de los párpados
antes de cerrar los ojos.