Es el nombre el que nos sobrevive
es el nombre envuelto en las cosas que dejamos,
son las letras tejidas una a una,
no es la carne
ni las ropas
ni los zapatos que descansan en el piso
ni las manos cruzadas en la falda.
Es el nombre el que queda en los labios
luego de pronunciarnos
luego de deletrearnos
en el último susurro de la noche.