jueves, 14 de enero de 2010

DELINEADO


Orillo el párpado con el lápiz
dibujando una línea
un camino, un sendero,
al mismo tiempo escribo mis años
sobre mis arrugas de mujer cuarentona.

Llevo besos en mejillas y cuello,
llevo bofetadas en el pómulo derecho,
mis labios muestran exhaustos las metamorfosis
de mi carne,
y aún sigo siendo yo
con las tempestades de hembra
con los acertijos de niña
con los embarazos de madre
con los tendones de mujer
aprisionando la vida.

He encontrado las primeras canas
entre las ondas de mi cabello,
las he sostenido entre mis dedos
como un trofeo del tiempo
y ahí están
recordándome en silencio
que los días pasan
y pronto llegarán inviernos
como una avalancha sobre mi cabeza.

Para entonces quisiera ser más mujer,
más piernas para caminar,
más ojos para ver,
más manos para tocar,
más boca para decir.

Para entonces tendré el corazón más lleno
y será más sabia
la palabra.

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